¿QUÉ ES LA TÉCNICA ALEXANDER?
La Técnica Alexander es única en educación para la salud; nos enseña a hacernos más conscientes de problemas posturales o de movimiento que interfieren con nuestra vida cotidiana. Nos indica cómo deshacer patrones de tensión crónica que inconscientemente se han convertido en la manera habitual de movernos y actuar.
La Técnica Alexander te ofrece una nueva manera de organizar el cuerpo: sentirás que se afloja la tensión innecesaria, ganarás mayor libertad de movimiento, postura, equilibrio, coordinación y una mejora en salud física y mental.
Es una poderosa herramienta aplicable tanto a habilidades específicas (instrumentales, vocales, escénicas, deportivas, etc.) como a aspectos de la vida cotidiana (en el ordenador, en casa, en cualquier oficio o actividad).
La Técnica Alexander te ayudará a tener cuidado de ti mismo.
POR QUÉ LA NECESITAMOS?
Al principio del siglo pasado Frederick Matthias Alexander observó que tenemos reflejos mecanismos posturales, que organizan el soporte y equilibrio de nuestro cuerpo en función de la gravedad.
Cuando somos niños mantenemos bien este delicado mecanismo inconsciente pero cuando crecemos lo distorsionamos por un mal-uso habitual o lesión; entonces adoptamos soluciones menos satisfactorias para ¨sostenernos hacia arriba¨.
Tendemos a alternar entre dos opciones: estirarnos hacia arriba con demasiada tensión muscular o relajarnos excesivamente y colapsarnos.
La mala coordinación de un individuo puede ser debida a una amplia variedad de causas: imitación en la infancia, instrucción, condiciones de trabajo, miedo, shock, etc. Con esta mala coordinación ejercemos presión innecesaria y dañina sobre nuestra columna, articulaciones, nervios, órganos internos, etc.
Nuestro funcionamiento físico y mental puede resultar desfavorablemente afectado. Este puede ser el principal factor contribuyente de un gran número de problemas, desde simplemente sentirse estresado y cansado hasta innumerables y serias enfermedades.
¿QUIÉN SE PUEDE BENEFICIAR?
Cuando aprendemos la Técnica Alexander nos hacemos conscientes de la calidad del movimiento empezando a usar la actividad muscular apropiada, lo que nos lleva a una mejora general. Los beneficios a largo plazo han sido claramente establecidos en muchas áreas, como:
• Tensión general, estrés
• Dolor de espalda, cuello, hombros
• Dificultades posturales y lesión de la columna vertebral
• Lesión por Esfuerzo Repetitivo
• Problemas en las articulaciones
• Ciática y pinzamiento de nervios
• Hombros congelados, codo de tenista
• Osteoartritis, dolores de cabeza
• Respiración pobre, asma, ansiedad
• Recuperación y prevención de lesiones
• Prevención de lesiones deportivas, mejorando la coordinación y flexibilidad
• Rehabilitación post- operatoria
• Representaciones de arte, voz
• Embarazo y preparación al parto
LA LECCIÓN
Las lecciones de la Técnica Alexander ayudan a ver de una forma diferente la manera de realizar las actividades. Como alumno aprendes a apreciar la implicación práctica del pensamiento y su efecto en la actividad muscular.
Las manos de los profesores estimulan a conseguir el tono muscular adecuado. Esto junto con instrucciones verbales te ayudan a liberar tensiones inapropiadas lo que permite que el cuerpo esté mejor alineado y equilibrado.
En una lección realizamos actividades cotidianas como sentarse, tumbarse, caminar; aprendemos a prevenir malos hábitos – tensión innecesaria, colapso, desequilibrio, excesivo esfuerzo – permitiendo que emerja un porte natural y equilibrado.
Las lecciones son individuales. Beneficiarán de 25 a 30 lecciones, de unos 40 minutos, la primera te dará una idea de lo que puedes alcanzar.
Usar ropa cómoda que permita el movimiento.
Las Asociaciónes de Profesores de la Técnica Alexander
La Técnica Alexander es:
•El arte de hacer un buen uso de uno mismo. Saber usarse da seguridad y te permite disfrutar de todas las actividades que, por su complejidad, requieren tensión como tocar un instrumento, interpretar en escena, bailar, andar, pasar la aspiradora, sentarse, vivir...
•Un método sencillo de educación corporal cuyo objetivo es encontrar el equilibrio y la libertad natural del cuerpo para aprender a movernos con más facilidad; y que, una vez aprendido, no se olvida.
•Una manera de entender cómo está diseñado el cuerpo para dejarle funcionar como él sabe...
•Una reeducación para establecer una buena coordinación entre cuerpo y mente.
•Un proceso de aprendizaje lento, pero seguro, que nos ayuda a reconocer nuestros hábitos y a dejar de interferir con la inteligencia innata de nuestro cuerpo.
•Una manera de aprender a interactuar con el “otro” sin perderse a uno mismo; aprender a estar más presente y consciente en el espacio donde estamos y compartimos con los demás.
•¡Un viaje, una experiencia, una sorpresa!
La Técnica Alexander No es:
• No es un programa de ejercicios, como los que puedes aprender en una clase de yoga, Pilates, o en el gimnasio. La Técnica Alexander te enseña a tomar conciencia de cómo te mueves y a elegir en cada momento cómo quieres moverte, de manera que no se conviertan en movimientos automáticos.
•No es un tratamiento como la acupuntura, o la quiropráctica, o los diferentes tipos de masajes. La gran diferencia es que no nos cualificamos como terapeutas, sino como profesores. Y aquellos que asisten a las clases son alumnos y no pacientes. Es una educación, o mejor dicho, una reeducación, porque los alumnos aprenden activamente a aplicar la técnica a su vida diaria una vez desaprendido los malos hábitos y aprendido los nuevos.
Prevenir antes que curar
El objetivo de esta técnica es enseñar a hacer un buen uso de uno mismo, para poder así prevenir el dolor o la enfermedad; y dotarnos de autonomía para llegar a ser responsables de nuestros malestares. Ser conscientes de nuestros hábitos es el primer paso para el cambio hacia el bienestar. Sin embargo, la mayoría de nosotros (sobretodo en España) no hemos sido educados para prevenir, sino para curar.
Su creador
“Todo hombre, mujer y niño tiene la posibilidad de alcanzar la perfección física. Corresponde a cada uno de nosotros alcanzarla mediante la comprensión y el esfuerzo personal.”
F.M. Alexander
Frederik Matthias Alexander nació en Tasmania, Australia, en 1869. Fue un bebé prematuro y su esperanza de vida era de unas pocas semanas. Su infancia transcurrió entre enfermedades: padecía de asma y otras dificultades respiratorias. Aunque empezó a estudiar en la escuela, pronto tuvo que dejarla (debido a su pobre salud) y recibir educación privada del profesor del pueblo, por las tardes. Esto le permitió tener mucho tiempo libre durante el día y pasarlo con su padre, cuando su salud se lo permitía, ayudándole y aprendiendo a tratar con los caballos del negocio familiar.
Gradualmente, se convirtió en un experto en el adiestramiento ecuestre, desarrollando una sensibilidad especial en el tacto y una afinada observación que más adelante será esencial en el desarrollo de su técnica.
Un rasgo de su personalidad, que nos ayuda a entender el descubrimiento de su técnica, es que no estaba dispuesto a aceptar ninguna explicación que se le diera, a menos que se le explicase satisfactoriamente. Él mismo le dijo un día a Walter Carrington que “nunca había entendido cómo era posible creerse nada sin antes experimentarlo”.
Cuando cumplió los 20 años, había ahorrado suficiente dinero para viajar a Melbourne y emprender un nuevo camino en el mundo del teatro. Se formará como actor y pronto se especializará en hacer recitales de Shakespeare: una de sus grandes pasiones desde niño.
En seguida, se estableció como un actor con muy buena reputación. Y empezaba a ser reconocido por sus admirables cualidades como “recitador”, cuando sufre repetidamente de afonía en escena, hasta que un día se quedó totalmente sin voz en medio de un recital importante.
Incapacitado para continuar su carrera, después de visitar varios médicos en busca de un remedio, y cansado de no encontrar ninguna ayuda eficaz para solucionar su problema… decide embarcarse en un proceso de auto exploración que le permita descubrir el porqué de sus problemas de voz. Algo tiene claro: “debe de ser algo que hago cuando recito lo que me produce la afonía, ya que no pierdo la voz cuando hablo normalmente”. Más tarde, se da cuenta de que el problema no es de las cuerdas vocales, sino de la manera en que usa su cuerpo en escena y, en menor grado, también en su vida diaria.
Después de un largo proceso de auto observación y exploración (ayudándose de varios espejos), descubre la importancia vital de la relación entre el cuello, la cabeza y la espalda. A esta relación, posteriormente, la llamará CONTROL PRIMARIO. También descubre, después de “hacer” muchos experimentos, que lo más importante y lo que más le cuesta es “dejar de hacer”: PARAR. Se da cuenta de que no puede cambiar nada hasta que no pare su reacción habitual. Así descubre la INHIBICIÓN: decir NO al estímulo para organizar el cuerpo y conseguir una buena relación entre el cuello, la cabeza y la espalda (Control Primario) antes de la acción.
Cuando vuelve a escena una vez recuperado, después de muchos años, sus compañeros de trabajo y algunos médicos se interesan por su técnica y le animan a enseñarla. Empezará entonces su carrera como profesor de la Técnica a la que dio su nombre.
Posteriormente, Alexander hizo uso de sus manos para transmitir con más precisión y claridad lo que explicaba con sus palabras. De esta manera, podía enseñarla individualmente, teniendo en cuenta el uso de cada persona y logrando así un mayor entendimiento, no solo mental pero también físico, de cada uno de sus alumnos.
Vivirá intermitentemente entre Londres y Nueva York, donde se dedicará a enseñar y a divulgar su Técnica. Es en Londres, en 1931, cuando funda la primera escuela para enseñar su método, de donde saldrán los primeros profesores de la Técnica Alexander.
Su vida seguirá siempre ligada al “dejar de hacer para comenzar a hacer de otra forma”. A los 75 años sufre una parálisis cerebral, que deja la mitad de su cuerpo inutilizado. Aunque los médicos ven difícil su recuperación, a los pocos meses Alexander ya estaba trabajando otra vez. Se recuperará gracias a haber dedicado toda su vida a desarrollar una técnica que le permitiera tener control sobre sí mismo.
Muere en Londres a los 86 años. Siguió dando clases de Técnica Alexander hasta dos semanas antes de morir.
Esto son los 4 libros que escribió para dejar constancia de su técnica:
•“MAN’S SUPREME INHERITANCE” – 1910
•“CONSTRUCTIVE CONSCIOUS CONTROL OF THE INDIVIDUAL” – 1924
•“THE USE OF THE SELF” – 1932. (“El Uso de uno mismo”, ed. Urano.)
•“THE UNIVERSAL CONSTANT IN LIVING” – 1942