Método Rolfing

El Método Rolfing® de Integración Estructural busca recuperar el equilibrio natural del cuerpo, gracias a una reorganización de las fascias (tejido moldeable que envuelve y conecta las estructuras del cuerpo) mediante presiones localizadas y masajes profundos. 

 

¿Qué es el Método Rolfing?

El Método Rolfing® es una técnica de manipulación profunda del tejido conectivo, la fascia, cuyo objetivo es devolver al cuerpo su equilibrio natural.

Podemos ver la fascia como una red de tejido que envuelve todas las estructuras del cuerpo de forma ininterrumpida, dándole soporte, protección y forma al organismo, entre muchas otras funciones. Con el paso del tiempo y debido a nuestros hábitos posturales inadecuados, estrés, movimientos repetitivos, etc. la fascia va perdiendo su capacidad de desplazamiento, produciendo fijaciones y tensiones en el cuerpo que desembocan en dolor.

 

Todas estas tensiones se van acumulando en el tejido, ya que tal como dijo la Dra. Ida Rolf, la fascia tiene “memoria”, es decir, que todos los sucesos ocurridos en nuestra vida desde que nacemos (accidentes, caídas, operaciones, cambios bruscos en nuestra vida o pérdidas de seres queridos, entre muchas otras cosas), van dejando huella en nosotros, especialmente en nuestra estructura/postura y en la forma en la que estamos en el mundo. Esto ocurre de esta manera porque la fascia es el "órgano de la postura", es decir, cuando nosotros necesitamos mantener una postura por un periodo de tiempo prolongado o bien repetidamente, este tejido responde densificándose en ciertas zonas claves del cuerpo para mantener dicha postura sin esfuerzo, lo cual es positivo cuando se produce de manera momentánea como una adaptación del cuerpo al medio que nos rodea. El problema viene cuando ya no necesitamos mantener esa postura pero seguimos manteniéndola inconscientemente ya que el tejido se ha densificado y no nos permite volver al estado anterior, cronificándose dicha postura. 

  

Al ser la fascia un tejido que conecta todas las estructuras del cuerpo de forma ininterrumpida, hace que tensiones o fijaciones en una zona se propaguen a otra zona distinta produciéndonos dolencias que no remitirán hasta que no se trate la tensión primaria que la está causando. Para entenderlo imaginemos por ejemplo una camiseta con un nudo en un lateral, el cual hace que la camiseta nos esté tirando de una zona distinta a donde se encuentra el nudo.

 

A través de nuestras manipulaciones sobre este tejido, eliminamos dichas restricciones, restaurando su elasticidad y dándole la posibilidad al cuerpo de adoptar una nueva postura, más equilibrada, libre y ergonómica, alineada con la gravedad, que nos permita realizar nuestras actividades diarias con mayor facilidad. Con ello no solo conseguimos aliviar y eliminar tensiones, dolor y malestar acumulados, sino que evitamos que vuelvan a aparecer gracias a una nueva y correcta organización del cuerpo.

  

 

 ¿Cómo se lleva a cabo?

 

El Método Rolfing se desarrolla en un conjunto de aproximadamente 10 sesiones de 60-90 minutos de duración y con un espacio mínimo entre sesiones de 15 días. Cada sesión tiene unos objetivos determinados y trata una zona específica del cuerpo, el trabajo que se realiza será distinto en función de las necesidades de cada persona. De esta forma, se trabaja el cuerpo globalmente, buscando el origen de las dolencias para eliminar el problema desde la raíz, obteniendo así beneficios duraderos.

Durante las sesiones también se trabaja la respiración, la forma de caminar, de sentarnos o de movernos, ayudando a mejorar la conciencia corporal, de forma que somos capaces identificar situaciones que puedan provocarnos lesiones, malestar o dolor, para poder así evitarlas. Todo ello se adapta a cada persona de forma individual, según su vida, actividad y circunstancias externas.

 

 ¿De dónde viene? 

 

Este método de terapia manual fue creado por la Doctora en Bioquímica Ida P. Rolf (1896-1979), especializada en el estudio del tejido conectivo. Se graduó en el Barnard College de Nueva York a sus casi 20 años. Era una estudiante con mucho talento y a los 25 años obtuvo su Doctorado en Bioquímica en la Universidad de Columbia. Durante los 7 años siguientes la Dra. Rolf puso en práctica sus conocimientos en el renombrado Instituto Rockefeller de Investigación Médica y consiguió el puesto de Profesora Asociada, algo inusual en aquella época para una mujer.  

 

Deseosa aún de ampliar su desarrollo personal y profesional, viajó a Europa y estudió Matemáticas, Física y Medicina Homeopática en Suiza.

Durante los años 30 la Dra. Rolf se dedicó a buscar soluciones a los problemas de salud de sus seres queridos. Poco dispuesta a aceptar las limitaciones de la medicina de su tiempo, estudió un gran número de materias que incluían Osteopatía, Quiropraxia y disciplinas mentales como el Yoga y el Estudio de la Conciencia de Korzybski.

Al reunir tan rica variedad de perspectivas, la Dra. Rolf desarrolló la Integración Estructural. Su deseo de ofrecer la Integración Estructural al mayor número de personas posible la llevó a viajar por todo el mundo. Su ambición no era solamente la de ayudar a los demás, si no mostrar a generaciones futuras el fruto del trabajo de toda su vida. Pasó el resto de sus días enseñando la técnica que más tarde sería bautizada con su nombre. La Integración Estructural se hizo conocida en todo el mundo como Rolfing.

 

 ¿Qué beneficios te puede aportar?     

 

Algunos de los beneficios que los Rolfers (personas que practican Rolfing) encuentran en sus pacientes de forma habitual son los siguientes:

 Reducción de la tensión muscular y el dolor crónico

 Prevención de lesiones y mejora en la recuperación 

 Mejora en los problemas de columna 

 Incremento del rendimiento deportivo 

 Aumento de la flexibilidad y la coordinación 

 Mejora de la postura y el aspecto físico 

 Disminución del estrés y la ansiedad 

 Mejora en casos de fibromialgia y fatiga crónica

 Ayuda a superar el trastorno de estrés postraumático (TEPT)

 Mejora de la circulación sanguínea 

 Desaparición del dolor de cabeza crónico 

 Mejora del funcionamiento del sistema digestivo 

 Eliminación del dolor asociado con el síndrome de la articulación temporomandibular (TMJ) 

 Aumento de la percepción del propio cuerpo 

Si tus objetivos o problemas de salud se engloban en algunas de estas categorías, el método Rolfing puede resultarte muy beneficioso.