El despertar de la conciencia
En esta lección hablaremos sobre el despertar de la conciencia, lo cual justamente con los temas del auto conocimiento y de cambio interior, viene a ser uno de los tópicos principales del curso.
Vamos a estudiar inicialmente el siguiente texto de Samael Aun Weor:
Toda la humanidad vive en un sueño profundo.
“Todo ser humano puede llegar a la experiencia de la realidad. Todo ser humano tiene derecho a las grandes vivencias del espíritu, a conocer los reinos y las naciones de las regiones moleculares y electrónicas.
Todo aspirante tiene derecho a estudiar a los pies del Maestro, a entrar por las puertas espléndidas de los Templos de Misterios Mayores, a conversar con los brillantes hijos de la aurora del Maha-Manvantara de la creación cara a cara.
Con todo, hay que empezar por despertar la conciencia.
Es imposible estar despiertos en los Mundos Superiores si aquí en este mundo celular, físico, material, el aspirante está dormido. Quien quiera despertar la conciencia en los mundos internos, debe despertar aquí y ahora, en este mundo denso.
Si el aspirante no despertó conciencia aquí en este mundo físico, mucho menos lo hará en los mundos superiores.
Quien despierta conciencia aquí y ahora, despierta en todas las partes. Quien despierta conciencia aquí en este mundo físico, de hecho y por derecho, permanecerá despierto en los Mundos Superiores.
Lo primero que se necesita para despertar conciencia es saber que se está adormecido.
Eso de comprender que está durmiendo es muy difícil, porque normalmente todas las personas están absolutamente convencidas de que están despiertas.
Cuando un hombre comprende que está adormecido, inicia entonces el proceso del auto despertar.
Estamos diciendo algo que nadie acepta. Si a cualquier hombre intelectual se le dijera que está adormecido, podéis estar seguro que podrá ofenderse.
Las personas están completamente convencidas de que están despiertas.
Las personas trabajan adormecidas, soñando... manejan carros adormecidas, soñando... se casan adormecidas, viven adormecidas, soñando... y no obstante, están totalmente convencidas de que están despiertas.
Quien quiera despertar la conciencia aquí ahora, debe empezar por comprender los tres factores subconscientes llamados: identificación, fascinación y sueño.
Todo tipo de identificación produce fascinación y sueño.
Si vamos andando por la calle, de repente nos encontramos con una multitud que está protestando enfrente del palacio del señor Presidente.
Si no estamos en estado de alerta (auto-observación) nos identificamos con el desfile, nos mezclamos con la multitud, quedamos fascinados y a seguir viene el sueño: gritamos, lanzamos piedras, hacemos cosas que en otras circunstancias no haríamos, ni por un millón de dólares.
Olvidarnos de nosotros mismos es un error de incalculables consecuencias. Identificarse con algo es el cúmulo de la estupidez porque el resultado es la fascinación y el sueño.
Es imposible que alguien pueda despertar conciencia si se deja fascinar, si cae en el sueño."
Ya vimos en las lecciones anteriores que nuestra constitución psicológica de un modo general es:
- 3% de Esencia libre, pero adormecida.
- 97% de Esencia adormecida aprisionada en los defectos psicológicos.
Esto significa que no tenemos absolutamente nada de conciencia despierta, que vivimos adormecidos todo el tiempo.
Pero podemos preguntar:
¿Cómo puedo estar adormecido si ahora estoy leyendo este texto, si puedo operar el ordenador, hacer las tareas domésticas, etc.?
Primeramente necesitamos entender las grandes diferencias entre conciencia despierta y adormecida.
La primera grande diferencia es que una persona despierta es autoconsciente, es decir, percibe todos sus procesos internos. Esto significa que ella permanece en auto-observación continuamente, es decir, sin identificarse con sus propios pensamientos y sentimientos o con las situaciones, objetos y hechos externos.
Obs: “Identificarse” en el contexto del curso significa no estar en auto-observación. Cuando una persona no está en auto-observación necesariamente ella está identificada con algo, sea externo (objetos, hechos, etc.) o interno (pensamientos o sentimientos).
Cuando una persona despierta conciencia, ella despierta aquí en el mundo físico y también en las otras dimensiones de la naturaleza, como por ejemplo en el mundo astral.
Por eso una persona de conciencia despierta no necesita practicar técnicas para proyectarse en el astral, ella se proyecta naturalmente en el momento que lo desee, percibe cómo ocurre todo el proceso del desdoblamiento astral y tiene total control sobre sí misma en cualquier dimensión que esté.
Una persona de conciencia despierta consigue recordar sin esfuerzo todas sus existencias anteriores, así como conocer también su propio destino. Y todavía mucho más.
Y a una persona de conciencia adormecida, ¿qué le pasa?
Vamos a hacer una analogía con relación a lo que vimos en los párrafos anteriores.
Una persona de conciencia adormecida no está autoconsciente, esto significa que no consigue o tiene dificultad en permanecer en auto-observación.
Una persona que no despertó del sueño de la conciencia está adormecida aquí y en todas las dimensiones de la naturaleza.
Tenemos el ejemplo de la proyección astral, que necesitamos utilizar ciertas técnicas para conseguir estar concientes en el mundo astral, donde la mayor parte del tiempo estamos adormecidos, simplemente soñando.
Y si estamos adormecidos y soñando en el mundo astral, es porque estamos adormecidos y soñando aquí en el mundo físico también.
Por eso nosotros cometemos muchos errores, ya que hacemos todo con la conciencia adormecida.
Cuanto más adormecida esté la conciencia, más pasible estamos de cometer errores.
Cuanto más adormecida esté la humanidad en general, más veremos actos de violencia, guerras, barbarismo, etc.
Si los seres humanos tuvieran por lo menos un poco de conciencia despierta las guerras serían totalmente imposibles.
La verdad es que sólo la práctica puede realmente mostrarnos y hacernos entender esas diferencias.
También es importante tener en cuenta que la naturaleza no da saltos, y que el proceso de despertar de la conciencia es lento y gradual, sin embargo, requiere esfuerzo continuo para eso.
¿Qué hacer para despertar la conciencia?
Practicando lo que aprendimos hasta ahora, especialmente la auto-observación y la muerte psicológica, y también lo que iremos a aprender en la próxima lección: la meditación.
La muerte mística y la meditación son los medios definitivos para el despertar de la conciencia.
La Meditación - técnica y práctica de meditación
En esta lección aprenderemos, de una forma bien simple y objetiva, como practicar la meditación y cuáles son los enormes beneficios que podemos tener practicándola regularmente.
En la lección anterior vimos algo sobre lo que es el despertar de la conciencia y las grandes diferencias que existen entre tener la conciencia despierta y adormecida.
Vimos también que los medios efectivos para el despertar de la conciencia son la práctica de la muerte psicológica y de la meditación.
Aquí está entonces el principal objetivo de practicar la meditación: despertar nuestra conciencia, lo que por sí sólo nos hace personas totalmente diferentes de lo que somos, con capacidades diferentes, objetivos y percepciones.
La práctica de la meditación remonta a tiempos antiquísimos y está representada en todas las grandes religiones del mundo como el budismo, hinduismo, cristianismo, sufismo, judaísmo, taoísmo, etc.
También la Psicología moderna hay estudiado y testado que son muchos los beneficios resultados de la práctica de la meditación.
La práctica de la meditación.
Primeramente debemos escoger un local silencioso, ventilado y limpio. La habitación de dormir es el ideal.
Después debemos acomodarnos en una posición confortable, en la cual podamos permanecer por un buen tiempo sin movernos.
Se puede sentar con las piernas cruzadas al estilo oriental o acostarse de barriga para arriba, con las piernas estiradas y los pies juntos.
Después de eso relajamos todo el cuerpo utilizando la técnica que vimos ya en las primeras lecciones de este curso.
Hecho eso, vamos utilizar el método descrito abajo para practicar la meditación.
Al practicar la meditación entienda que su único objetivo debe ser silenciar la mente, parar con su agitación y con la sucesión de pensamientos que normalmente ocurre.
Cuando logramos el absoluto silencio de la mente, o sea, la total ausencia de pensamientos, es que experimentamos el Vacío Iluminador, el éxtasis místico, la libertad del alma.
Cuanto más practicamos la meditación más la mente se va tranquilizando, y más próximos estaremos de lograr el Vacío Iluminador.
Su objectivo durante la práctica de meditación debe ser solamente silenciar la mente, nada más.
La mente es como un animal que necesita ser domado para obedecer.
Inclusive esto está simbolizado en el pasaje bíblico en el cual el gran maestro Jesús entra en Jerusalén montado sobre un asno o burrito.
Si queremos entrar en Jerusalén celestial, en las dimensiones superiores de la naturaleza, debemos montar, domar y controlar el asno, o sea, la mente.
Los Koans.
Un koan es una frase enigmática cuyo objetivo es proponer un problema a la mente que ella no consiga resolver.
De esa forma hacemos que la mente se canse intentando buscar la respuesta que ella no puede encontrar, una vez que la respuesta para un koan está mas allá de la mente, en un nivel superior.
Conforme la mente se va cansando ella también se va tranquilizando hasta quedarse en completo silencio.
Ese es el objetivo del koan: silenciar la mente y al mismo tiempo provocar levemente el sueño.
Cuando adormecemos con la mente en silencio es que vivimos una experiencia mística.
Se puede escoger uno de los siguientes koans para practicar la meditación:
“¿Quién es aquel que está solo en el medio de diez mil cosas?”
“¿Si todo se reduce a la unidad, a qué se reduce la unidad?”
También podemos usar otro koan, concentrándonos e imaginando la siguiente situación:
Hay un profundo abismo y en su orilla hay un gran árbol plantado. Ese árbol tiene un gancho muy largo que creció de manera que su punta se proyectó varios metros sobre el abismo.
Ahora, imaginemos que en la punta de este gancho hay una cuerda amarrada y en la punta de la cuerda está usted, con las manos y los pies tan firmemente amarrados que es imposible soltarlos y que está sujetándose apenas con los dientes.
Entonces pregúntele a su mente:
"¿Cómo hago para salir vivo de esta situación sin ninguna ayuda? "
Entonces lo que hacemos es lanzar cualquiera de esas preguntas a la mente y ordenarle que la responda.
La mente, claro está, tenderá a no obedecer, a traer respuestas erradas (pues ella no conoce la respuesta para un koan) o a desviarse hacia otros pensamientos.
Por eso se debe insistir para que ella obedezca y traiga la respuesta para el koan.
Si la mente insiste en desviarse hacia otros pensamientos, sea imperativo diciéndole mentalmente: "¡ Fuera! ¡ No es eso lo que estoy buscando!"
Recuérdese: cualquier respuesta traída por la mente estará errada, pues ella jamás puede conocer algo que está más allá de los afectos y de la mente.
Practicando esas técnicas continuamente la mente va obedeciendo y calmándose cada vez más.