Craneosacral biodinámica

Craneosacral biodinámica

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La Terapia Craneosacral Biodinámica es una forma de terapia manual que se basa en la idea de que el sistema craneosacral del cuerpo, que incluye el cráneo, la columna vertebral y el sacro, tiene un ritmo sutil y que la salud y el bienestar pueden mejorarse mediante el equilibrio de este ritmo. Esta modalidad terapéutica es parte de la medicina alternativa y se utiliza para abordar una variedad de problemas de salud física y emocional. A continuación, se destacan algunos conceptos clave de la Terapia Craneosacral Biodinámica:

  1. Sistema Craneosacral:
    • El sistema craneosacral comprende el cráneo, la columna vertebral y el sacro. Según la teoría, este sistema tiene un ritmo sutil, conocido como el ritmo craneosacral, que puede influir en la salud del cuerpo y la mente.
  2. Principios Biodinámicos:
    • La terapia craneosacral biodinámica se basa en los principios biodinámicos, que incluyen la idea de que el cuerpo tiene una inteligencia inherente y una capacidad para autorregularse. Se enfatiza la importancia de escuchar y respetar la sabiduría interna del cuerpo.
  3. Palpación Sutil:
    • Los terapeutas craneosacrales biodinámicos utilizan una palpación muy suave y sutil para percibir y trabajar con el ritmo craneosacral. Se cree que esta palpación permite al terapeuta detectar restricciones en el sistema y facilitar la liberación de tensiones.
  4. Libre Flujo de Energía:
    • El objetivo de la terapia es facilitar el libre flujo de energía en el sistema craneosacral. Se busca equilibrar el ritmo craneosacral y liberar cualquier bloqueo o restricción que pueda estar afectando la salud.
  5. Enfoque Holístico:
    • La Terapia Craneosacral Biodinámica adopta un enfoque holístico, considerando al individuo en su totalidad. Se busca no solo aliviar síntomas específicos, sino también promover el bienestar general y la autorregulación del cuerpo.

¿Qué es el Masaje o Terapia Craneosacral?

El poder sanador del toque suave, realizado con las manos que evalúa y estimula el funcionamiento del sistema craneosacral del organismo (por donde pasa casi toda la información del sistema nervioso) restableciendo el equilibrio psicosomático y potenciando el poder de auto-curación de nuestro cuerpo. Mejorando el desempeño de las funciones corporales y aumentando la salud global. Llevado a cabo encima de una camilla con ropa cómoda.

¿En qué se basa la terapia craneosacral?

Se basa en el principio de la existencia de una pulsación rítmica y sutil “Impulso Rítmico Craneal” que emerge en las membranas y líquido cefalorraquídeo que rodean y protegen el cerebro y la médula espinal. La potencia y calidad con que emerge y se transmite este impulso a todo el organismo determina su estado de salud y vitalidad.

Este impulso puede ser percibido como un movimiento respiratorio sutil en todas las estructuras que componen el sistema craneosacral (encéfalo, médula espinal, liquido cefalorraquídeo, meninges, huesos craneales, pelvis y sacro), y se transmite también a todos los órganos y tejidos corporales, pudiendo identificar bloqueos y desequilibrios.

Usando unas técnicas manuales el terapeuta libera esas áreas y alivia la presión que se estaba ejerciendo sobre el cerebro y cordón espinal, liberando así las tensiones para mejorar el funcionamiento del sistema nervioso central. Complementando así el proceso de sanación natural del cuerpo y además de ser usada como una medida de prevención, por su habilidad para crear resistencia a enfermedades.

¿En qué nos puede ayudar la terapia craneosacral?

Es efectiva para un gran número de problemas médicos, asociados con dolor y malfuncionamiento:

  • Dolores de cabeza y migrañas
  • Dolores de cuello y espalda
  • Problemas motores y de coordinación
  • Desórdenes del sistema nervioso central
  • Problemas ortopédicos
  • Lesiones de columna o de cabeza
  • Escoliosis, desórdenes provocados por ortodoncia
  • Fatiga y dolor muscular, problemas del tejido conectivo
  • Síndrome de articulación temporo mandibular
  • Desórdenes neurovasculares o del sistema inmunológico
  • Desórdenes causados por estrés post-traumático
  • Traumas post-cirugías
  • Problemas articulares y óseos
  • Lesiones articulares o musculares por deporte
  • Desórdenes infantiles: problemas de lenguaje, déficit de atención, hiperactividad
  • Problemas de aprendizaje
  • Fatiga crónica
  • Dificultad emocional, emociones suprimidas e inmovilidades físicas
  • Problemas relacionados con estrés y tensión
  • Autismo

¿Qué puede sentir una persona durante una sesión? 

A veces podrás relajarte y hasta dormirte. Otras vas sintiendo las vibraciones en forma de movimientos involuntarios o palpitaciones. Puede haber pequeños dolores. Otras hablarás mucho, tal vez recordando memorias o expresando emociones. Otras veces permanecerás quieta durante toda la sesión, casi sin notar lo que hace el terapeuta. Otras tendrás sensaciones en todo el cuerpo. En algunas sesiones, el terapeuta sostiene tus piernas, brazos o columna para facilitar la liberación de la tensión acumulada. Durante esta liberación, tal vez recuerdes circunstancias alrededor de un shock, trauma o lesión pasados. La terapia ayuda al cuerpo a sanar su malfuncionamiento iniciando su propia sanación natural.

¿Qué pasa después de la sesión?

También los resultados después de una sesión varían. Puedes experimentar un aumento de energía. Tu estado de relajamiento puede también puede causar que duermas más horas. Recién terminada la sesión, pueden disminuirte o aumentarte algunos dolores, o pueden desarrollarse gradualmente unos días después de la sesión. Como la terapia cráneo sacral devuelve al cuerpo su buen funcionamiento, este proceso de auto sanación puede continuar por algunas semanas después de la sesión. Algunas personas pueden experimentar una fase de reorganización, porque el cuerpo se adapta para soltar los patrones que llevaban mucho tiempo comprimidos y que fueron liberados.

Origen e historia de la terapia craneosacral.

 Fue desarrollada por el osteópata estadounidense Dr. William G. Sutherland a comienzos de siglo. Seguido por una profunda investigación y estudios médicos por John Upledger, desde 1975 hasta 1983 en la Universidad del Estado de Michigan, donde trabajaba como investigador clínico y profesor de Biomecánica.

La terapia craneosacral es una herramienta terapéutica muy útil para el usuario y una aventura de por vida para el practicante. 

El concepto craneal biodinámico nos alienta a estar con la inteligencia inherente del “sistema”, con la inteligencia profunda de la vida, a confiar en ella y en su intención innata de sanarse a sí misma o ser consciente de sí misma. Comprometerse con este sistema terapéutico es asumir la responsabilidad de ser autentico consigo mismo. Es comprometerse en una aventura; pretender ser consciente es no tener lugar donde esconderse. 

La presencia no es la bata que hay colgada en la consulta que te la puedes poner cuando llegas, trabajas… y te la quitas al salir. La consulta (presencia) también tiene que estar en la calle, de hecho, es una extensión de ella, porque es una extensión de tu vida. Estar presente son palabras mayores, es una pretensión que requiere ser cultivada todos los días, todos los momentos de nuestra vida. 

La fuerza tensil entre el padre cielo y la madre tierra * es la que nos mantiene en un estado de equilibrio dinámico en el que en ocasiones nos vamos mucho para arriba y otras nos vamos muy para abajo. El crecimiento próspero de un árbol tiene que mantener proporciones equilibradas entre lo que es desarrollo de su copa y la profundidad de las raíces que lo sostienen. La conexión con la fuente de inspiración de la copa, va seguida por dar la cara al mundo y reconocer y aceptar la profundidad de la experiencia humana. No podemos estar siempre inspirados, nuestra falta de soporte nos tumbaría y no podemos estar siempre en la tierra porque una fuerza ascendente clama, con cuerpo o sin el. En este ir y venir está nuestro desarrollo, y nuestro punto de tensión equilibrada en el corazón. 

En el punto de tensión equilibrada “algo ocurre” dice Rolling Becker. ¿Que ocurre? Hay un reconocimiento ¡Ahí está!, ¡eso es! Es como sentirse tocado, reconocido.

La conciencia de ser trasluce allá donde las partes se han comprendido, aquietado, pacificado, en el punto de tensión equilibrada entre estas dos tendencias es donde uno se encuentra.

Es un dejar ir, un soltar; es el reconocimiento de lo que hay, la aceptación y la pacificación lo que hace que la tensión se suelte, se relaje. Al reconocernos nos relajamos, nos aflojamos y nos expandimos. Por fin las cosas pueden salir a la luz, se pueden mostrar y son recogidas e integradas. 

En la consulta buscamos estar lo suficientemente aquietados, lo suficientemente en nuestro centro como para que nuestros juicios y nuestros prejuicios no se interpongan, no nos interrumpan mientras estamos en una relación inspirada en la capacidad sanadora del contacto con la fuente de la vida. Procuramos que las cosas se dejen Ser y ponemos los resultados en manos de la Inteligencia profunda de la vida. No sabemos lo que tiene que ocurrir, no sabemos el siguiente paso que se va a dar en un proceso, más agradable o más desagradable, pero sabemos que sea como sea es enriquecedor para todos, porque la relación con el otro nutre el Ser, común a ambos. 

Este estado de aquietamiento o centramiento donde es posible no estar enredado con las circunstancias, con el bien y el mal, con los intereses personales, con la expectativa, etc. quizá lo consigamos mejor en ese lugar privado, en el que estamos cómodos, la consulta, un lugar tranquilo, seguro, sin muchos estímulos, donde nos será más fácil asentarnos, aquietarnos y estar más presentes. Pero eso no es suficiente, la inercia, como a todo el mundo también puede hacernos ser competitivos y tener grandes expectativas, estar enganchado a la importancia personal o a intereses personales, también podemos señalar fuera con el dedo, traspasando culpas, responsabilidades o reproches a los demás cuando son cosa nuestra. –no digo que esto esté mal, digo que puede pasar-. Y… darnos cuenta de ello nos da la oportunidad de hacer algo por nosotros mismos, de tomar conciencia y llegar a un punto de tensión equilibrada en esa tensión interior, en esa lucha. El entorno es tu pantalla, tu cliente y tus relaciones internas. 

Cuando podemos estar en ese estado en el que podemos reconocer que las cosas son como son, hay un cambio.  En ese momento hay un reconocimiento de quien eres. 

Es sabido que cuando nos vamos a morir hacemos un rápido repaso de nuestra vida, hacemos una especie de balance donde lo que se pone de manifiesto realmente es el estar o no estar en paz consigo mismo. 

Podemos imaginar nuestro circulo de relaciones (relaciones internas reales o no, con vivos o muertos), como un mandala, un campo de fuerzas tensiles en el que uno está en el centro y “los demás” bordean la periferia. Las relaciones en las que se mantenemos sentimientos de culpa, de rabia, de debito o deuda, de necesidad, de miedo, de no querer saber nada… por resentimiento, por egoísmo, por despecho, etc, son campos de tensión que nos apartan de nuestro centro y nos mantienen en este engañoso juego de fuerzas, de tiras y aflojas que nos dificultan nuestra marcha, o más bien, nos perturban la paz. 

Cuando yo te ofendo,  realmente estoy mirando en tu espejo aquello que no acepto de mí. 

Me estoy ofendiendo. Ese es el código 

Las tensiones internas que guardamos con relación a los demás son las tensiones que mantenemos en la relación con nosotros mismos. Dejar morir las cosas es no seguirlas cargando, no resistirse. Ser capaz de mirar y ser capaz de soltar. 

Si los sentimientos nos tienen encadenados les podemos echar un “vistazo”, los podemos mirar cariñosamente, solo el hecho de tomar esa disposición ya te ayuda a tomar una cierta distancia, ya no estás dentro del sentimiento, es algo que no eres tú, eres capaz de verlo. 

Puedes evocar, visualizar, imaginar una relación concreta con la que se mantengan fuertes lazos de tensión: dependencias, miedos, culpas, … lo que sea. Esta imagen o este recuerdo es el generador de una reacción en ti, de una respuesta. De repente te sientes de otra manera. Una imagen-sentimiento-sensación se acoplan en una inercia que te absorbe, que se te lleva, que te arrastra la conciencia; factor que hace que se te enciendan todas las señales de alarma para protegerte de eso. ¡Aunque… se siente en el cuerpo! ¿Como se siente en el cuerpo?…

Lo podemos escuchar… podemos sentir la historia de esa sensación…

La inquietud, el aburrimiento, la vergüenza, nos la podemos dejar sentir…

Sientes la totalidad de tu cuerpo y te permites sentir esa cosa desagradable que normalmente evitamos.

Rendirnos a la sensación, respirar, darle espacio y dejar que se mueva, que nos inunde, que nos haga estremecer o jadear, o temblar, dejar que el cuerpo lo experimente y que lo procese. Las experiencias necesitan ser vividas. 

Algo que viene a cuento del árbol: 

Si para recobrar lo recobrado debí perder lo perdido Si para conseguir lo conseguido debí haber sufrido lo sufrido Si para estar enamorado fue menester primero estar herido Tengo por bien sufrido lo sufrido tengo por bien llorado lo llorado Porque después de todo he comprobado que no se goza bien de lo gozado sino después de haberlo padecido Porque después de todo he comprendido que lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado 

El árbol se nutre gracias a todas esas pequeñas muertes. Las hojas caducas de las que se ha desprendido son las que después le ayudarán a crecer. Soltar lo que sobra en cada momento es participar en ese flujo constante de la vida y la muerte que es la misma existencia. La exhalación, el soltar, el dejar ir, es el motor que propicia el inhalar, el inspirar. 

No sabemos que es mejor o que es peor para el proceso evolutivo de cada cual. No sabemos los derroteros que cada uno tendremos que recorrer para nuestro crecimiento, pero como terapeutas craneosacrales no nos podemos medir con la misma varita que se usa sin una conciencia biodinámica de la vida, sabes que no puedes juzgar por el éxito o el fracaso, por el triunfo o el confort.

No por tener inquietudes espirituales nos merecemos vivir mejor, disponer de más dinero o ser mejor cuidados, ni siquiera tener clientes.

Ese paralelismo: ser buenos = las cosas me salen bien. Es un legado de la iglesia.

Lo que si que creo cierto es que sea lo que sea que te depare el destino es lo que te encaja mejor en tu momento, que la vida te pone por delante exactamente lo que necesitas, aunque claro, a nadie le gusta que le despierten con un jarro de agua fría.

El tema, no está tanto que las cosas te vayan bien, sino en como las encajas, en si las vives y las procesas; o, si no las quieres vivir y te las quedas. No tenemos control ni elección sobre los acontecimientos que tengamos que experimentar, pero sí que podemos elegir si aceptamos estar conscientes de la vida o no.

Nos pasamos la vida luchando por ser “alguien” o “algo”, y el diálogo biodinámico con esta demanda podría ser: bueno, está bien, si eso es lo que te gusta… lucha, intenta ser algo.. a ver qué pasa… -espacio- puedes tener éxito. cómo terapeuta?… y, cuando llegues a ser algo, tendrás algo más de lo que desprenderte porque averiguarás que no eres nadie más importante que tu vecino del lado, sea quien sea. 

¡Qué difícil es ser un “don nadie”!

Alguien dijo: la humildad es la puerta más estrecha. Que la Salud os acompañe 

¿QUÉ ES LA TERAPIA CRANEOSACRAL? 

Se trata de un sistema de terapia manual suave y profundo, desarrollado por el osteópata estadounidense Dr. William G. Sutherland a comienzos de siglo. 

La Terapia Craneosacral se basa en el principio de la existencia de una pulsación rítmica sutil que emerge en los tejidos y fluidos del núcleo del cuerpo, que se denomina Impulso Rítmico Craneal. 

Este impulso puede ser percibido como un movimiento respiratorio sutil en todas las estructuras que componen el sistema craneosacral (encéfalo, médula espinal, liquido cefalorraquídeo, meninges, huesos craneales, pelvis y sacro), y se transmite también a todos los órganos y tejidos corporales. 

La potencia y calidad con que emerge y se transmite este impulso a todo el organismo determina su estado de salud y vitalidad. 

¿CÓMO FUNCIONA? 

Durante la sesión el cliente siente el contacto ligero de las manos del terapeuta entrenado en escuchar los movimientos sutiles del cuerpo, sus ritmos, pulsaciones y patrones de congestión y resistencia. Esta escucha proporciona información importante sobre el funcionamiento de la persona en su totalidad. 

En respuesta a golpes físicos, o tensiones, problemas emocionales, etc. los tejidos del cuerpo se contraen. En ocasiones, esta contracción – sobre todo si el golpe ha sido fuerte o el trauma emocional intenso – queda contenida en el cuerpo, limitando su buen funcionamiento, y creando restricciones que provocan problemas que pueden durar años. El movimiento craneosacral las refleja como áreas de congestión o restricción. Un terapeuta entrenado puede percibirlas, identificar su origen y trabajar con ellas. 

El terapeuta utiliza sus manos para reflejar al cuerpo del cliente el patrón que está conteniendo; al hacerlo, éste tiene la oportunidad de soltar ese patrón restrictivo y encontrar una nueva forma de organizarse. 

El complejo cuerpo-mente es un sistema espontáneamente autoorganizado que, al recibir la información correcta de su propio desequilibrio, tiene la capacidad de equilibrarse por sí mismo. 

Siguiendo este principio fundamental, el terapeuta nunca impone nada sobre el cuerpo de la persona, ni fuerza a su organismo a hacer algo para lo que todavía no está preparado. Es el mismo sistema del cliente el que lleva la directriz de su proceso de curación. El terapeuta craneosacral sintoniza con su sabiduría interna y su inteligencia corporal y sigue las pautas que le indican. 

Cuando se liberan las tensiones, se libera también la energía que antes se utilizaba para mantener la contracción. Por lo tanto, uno de los beneficios de esta forma de terapia corporal es aumentar nuestro nivel de energía, pudiendo también producir una relajación más profunda. 

Una parte integral de este trabajo es la toma de conciencia del propio proceso vital. 

Generalmente es necesario realizar una serie de sesiones para obtener todos los efectos beneficiosos que esta terapia puede ofrecer. 

¿A QUIEN PUEDE BENEFICIAR? 

La terapia craneosacral es tan suave y segura que es apropiada para personas de todas las edades, desde ancianos hasta niños y bebés, así como durante el embarazo y posparto, después de una operación, un accidente o en condiciones de fragilidad. 

Al tratarse de una terapia global de todo el cuerpo, puede ayudar a las personas con casi cualquier condición, incrementando su vitalidad y permitiendo utilizar sus propios recursos de autocuración. 

El énfasis del trabajo radica en acompañar a la persona a restablecer su expresión de salud. 

La siguiente lista muestra algunas de las condiciones, entre otras que no nombramos, que pueden responder favorablemente a la terapia craneosacral. 

  • Alergias 
  • Alteraciones de la ATM 
  • Ansiedad 
  • Artritis 
  • Artrosis 
  • Asma 
  • Bronquitis 
  • Ciática 
  • Depresión 
  • Diabetes 
  • Dificultad en el embarazo 
  • Dolor articular 
  • Dolor y tensión 
  • Escoliosis 
  • Estrés 
  • Hernias 
  • Hiper o hipotiroidismo 
  • Hiperactividad 
  • Insomnio 
  • Lesiones deportivas 
  • Lumbago 
  • Migrañas 
  • Neuralgias 
  • Parálisis facial 
  • Problemas digestivos 
  • Secuelas de accidentes 
  • Sinusitis 
  • Zumbido en los oídos