Los toques en el tratamiento
Existen muchos modos de estimular los puntos en el tratamiento de Acupresura, pero cl fundamental es también el más eficaz. Este método consiste simplemente en apoyar los dedos sobre los puntos. Así se puede conectar con el ki de un modo más poderoso, liberar completamente el ki bloqueado y canalizarlo a través de las ¿ocho Extrañas Corrientes con mayor eficacia.
Los puntos pueden tocarse con las yemas de los dedos o con los pulgares, e incluso, en algunas situaciones, con toda la palma de la mano. La elección estará determinada por las preferencias personales y por la posición a adoptar más conveniente para tocar cada uno de los puntos. Como los dedos índice y corazón son los más sensibles en casi todas las personas, segura-mente serán éstos los escogidos para tocar cada punto. También se podrán usar (los o tres yemas juntas, especialmente en las zonas de mayor tensión, con las que se proporcionará estabilidad al dedo principal que esté actuando sobre el punto.
Aunque el método de presión directa con el ¿ledo es simple, es capaz de un desarrollo casi infinito, por sus muchísimas sutilezas. Quizá la pregunta más frecuente —y más importante—que se formula sea: ¿Cuánta presión debe ejercerse? Para responderla, debemos guiarnos por dos principios básicos del taoísmo: «el camino medio» y «el we i- wu - wei».
El Camino Medio
Respecto a la cantidad de presión que hay que aplicar, ni una fuerza extrema ni un simple contacto epidérmico son tan eficaces como el Camino Medio de una presión suave pero firme. Si se utiliza una presión muy fuerte de tal modo que en los puntos se sienta un dolor excesivo, ninguna persona se acercará a usted para que le haga un tratamiento, y, además, bloqueará con la propia fuerza el ki contenido en el punto, en lugar de liberarlo y dirigir su flujo. La tensión muscular que un exceso de fuerza provocaría en sus propios brazos y hombros distorsionarían también su propia postura corporal, impidiéndole canalizar con eficacia el ki a través de sus manos y sus yemas. A causa de ello, y debido también a que la persona tiende a ponerse en tensión como respuesta automática al dolor, le costará realmente mucho más relajar el punto cuanto más tuerza aplique en él.
El otro extremo, un contacto tan ligero que apenas pueda notarse, no sólo puede irritar a ciertas personas, sino que en la mayor parte de los puntos resultará ineficaz como método de relajación de tensiones. Existe en estos puntos, que anteriormente comparábamos con las presas de los castores, un exceso de ki atrapado en tensiones musculares, que los ha convertido en demasiado yin.
Para comprender la importancia de la liberación y relajación de estos puntos de bloqueo del ki y de sus encorsetamientos musculares, puede resultar provechoso echar una ojeada al desarrollo de las tensiones crónicas. Como los músculos están tensos, la circulación a través de ellos de la sangre y del ki se ve dificultada y las «toxinas de la fatiga» (subproductos de la actividad muscular) se acumulan. Esto hace que los músculos se tensen más, y que comiencen a adherirse entre ellos los tejidos fasciales (los que envuelven a los músculos y facilitan sus movimientos suaves y uniformes). Estas «adherencias fasciales» crean masas musculares en tensión cada vez mayores, cada vez más endurecidas, que van formando bloqueos cada vez más extensos de ki estancado.
El hombre al nacer es blando y flexible, y al morir queda rígido y duro.
Las plantas al nacer son tiernas y flexibles, y al morir quedan duras y secas.
Lo duro y lo rígido son propiedades de la muerte. Lo flexible y lo blando son propiedades de la vida.
Por esto, la fortaleza de las armas es la causa de su derrota, y el árbol robusto es abatido.
Lo duro y fuerte es inferior y lo blando y frágil es superior.
Casi todo el mundo tiene muchos puntos tensos, duros y bloqueados. Si utilizamos solamente un toque epidérmico, liberaremos cierta cantidad de ki de la persona y este flujo comenzará a liberar a su vez parte del ki estancado. Sin embargo, y a menos que la canalización de ki por parte del practicante sea muy poderosa, el núcleo de la tensión no se reducirá en gran medida, y pronto habrá recuperado su posición habitual de impedir cl flujo del ki.
Es necesario relajar la tensión muscular o el encorsetamiento del cuerpo, porque este corsé y su contenido de experiencias pasadas nos impide disfrutar plenamente del aquí y ahora, nos impide ser realmente libres. También es necesario liberar, dirigir y equilibrar el flujo de ki, para que el cuerpo pueda mantener un estado relajado y asumir de nuevo su función normal de equilibrio, y también para que la liberación de esta tensión se efectúe más suave y fácilmente. Aunque ambos extremos, tanto el toque muy suave como el muy enérgico, tienen sus utilizaciones determinadas, generalmente es el «camino medio» el que funciona mejor.
En el gobierno de los hombres y al servicio del ciclo, lo mejor es la moderación.
La moderación todo lo somete.
Quien consigue pronto el sometimiento, acumula mucha virtud.
Con la virtud acumulada, vencerá en todo.
Venciendo en todo, llegará a límites insospechados.'
Tan Te Chin, capítulo I_XXVI. Ibíd., capítulo LIX.
¿Cuál es el camino medio de la presión dactilar? En los puntos en que la tensión muscular es escasa o nula, aplique una presión suave pero firme hasta que sienta que está en contacto con el ki. Utilice más la yema que el dedo ( figura A). En los puntos que note tensos, utilice la presión suficiente para vencerla, de modo que note la dureza del músculo en la punta del dedo (véase la figura 13).
Para tocar puntos o zonas más yin, como el pecho, abdomen o frente, deje que sea la fuerza del brazo la que se apoye en el punto (véase la figura C).
En zonas más yang y de mayor contenido muscular, aplique una presión firme, pero no haga fuerza, apoyando un poco el
En puntos de mayor rigidez, aplicar la presión gradualmente hasta vencer la tensión.
Figura C
La mano derecha pulsa el punto n° 1. Como se trata de una zona yin del cuerpo y no es un punto de gran tensión muscular, se pulsa simplemente con el peso del brazo hacia el punto.